
El signo de Leo, simbolizado por el león, el rey de la naturaleza, con su imagen majestuosa, su fuerza y su fiereza.
Mitológicamente, hace referencia al León de Nemea, al que Hércules tuvo que vencer en uno de sus doce trabajos.
Arquetípicamente, representa al Niño, al Rey, al Padre, al Maestro, al Héroe y en su quintaesencia es el arquetipo del Hijo Divino.
Leo es el signo del ego, el yo consciente de su propia existencia, construido en base a la experiencia vital, por lo tanto es el signo que rige la toma de conciencia de sí mismo como individuo.
Representa esa etapa de la niñez en la que el niño hace conciencia plena de sí mismo, se da cuenta que es un sujeto diferenciado del resto. Entonces los cimientos del ego ya están conformados, permitiendo a la persona tener una ligera idea de sí mismo, una idea, no obstante, construida en base a las respuestas y estímulos que obtiene del medio y de quienes le rodean y que se vienen integrando al inconsciente desde la más tierna infancia e incluso antes.
Cuando el niño toma conciencia de que sus acciones afectan a su entorno, se da cuenta que es el protagonista de su propia vida, entonces comprende que tiene el poder de influir en el medio, de llamar la atención de los demás, de convertirse en centro de interés y de producir un efecto en quienes le rodean. Se reconoce como criatura única y será capaz de definirse y autoafirmarse en base a la respuesta que recibe del mundo exterior.
También comprende que es capaz de dar, no sólo de recibir, de ser creador, no sólo criatura.
Surgen entonces cualidades como la generosidad, la colaboración, la creatividad, la nobleza, la magnanimidad.
Pero también pueden aflorar defectos como el egoísmo, el egotismo, el orgullo, la arrogancia, la autocracia.
Leo brilla con su sola presencia, sabe mejor que nadie como conquistar la atención de los otros y ser el centro de todas las miradas.
Por si fuera poco, derrocha talento y creatividad y tiene grandes dotes de líder.
Es afectuoso y muy juguetón y disfruta a cada instante del hecho de estar vivo.
Tiene facilidades para la enseñanza, para transmitir conocimientos a otros, por ello es el signo del Maestro, el guía, que ilumina el camino de otros con su visión más elevada.
Carismático y popular, es un signo típico de reyes y líderes políticos, así como también de actores y personas del mundo del espectáculo.
A nivel de relaciones, le atrae la gente sociable y más bien de tipo intelectual. Como pareja querrá alguien libre, independiente, diferente, original, que le aporte novedad a su vida pero que no se parezca mucho a él, quizá para que no opaque su brillo. En todo caso, buscará siempre una relación basada en la amistad antes que otra cosa.
Es un signo muy ligón y que puede sentirse atraído por más de una persona a la vez, lanzándose con mucho entusiasmo a la conquista.
En el plano profesional, le llevará su buena cuota de tiempo, quizá más que a otros signos, labrarse una carrera, pero trabajará arduamente en ello, alcanzando sus metas de forma lenta pero segura. En el trabajo se exige mucho, desempeñándose con mucha disciplina y organización.
Un valor que Leo debe cultivar es la humildad, evitando ser deslumbrado por su propia Luz, para no enceguecerse y creer que el mundo sólo depende de él. Ha de hacer aprender que sólo quien se reconoce pequeño en su grandeza, puede ser grande en su nimiedad.
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